Diagnóstico de los Campos Integrales | La Medicina Integral

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Diagnóstico de los Campos Integrales

En la Medicina Integral la identificación de los Campos Integrales resulta ser lo más importante, pero al mismo tiempo es difícil de realizar. Esto depende, ante todo, de la posibilidad y nuestra habilidad de entrar a las leyes que forman los Campos Integrales, es decir, resonar con el Campo necesario.

Nuestro cuerpo tiene zonas capaces de identificar los Campos Integrales en sí. Pero para hacer esto, debemos conocer el esfuerzo de estas zonas, o sea, llevarlas a las leyes de la resonancia.

Diagnóstico de los Campos Integrales

El primer aspecto e indicador importantes, es la dependencia del cerebro de la persona de los Indicadores temporales o intemporales, es decir, si su apoyo interno se basa en la vivencia de la creación, del acto. No se trata simplemente de cierta mostración en nuestro comportamiento, sino que es resultado de cómo nuestro cerebro procesa nuestras propias cualidades.

Una persona caótica, la que constantemente tiene prisa, no está recogida, olvida, o está desatenta, se encuentra en fase de destrucción, o sea es incapaz de usar incluso la energía que genera, por lo que la libera al espacio. Esto se debe a que la primera parte del cerebro no funciona normalmente y necesita recobrarse constantemente, provocando ciertas acciones, cuyo ritmo es capaz de nutrir las partes básicas del cerebro que procesan la fisiología de la existencia.

En este caso, la persona puede actuar siguiendo cierta línea íntegra, pero todo el sentido de su vida se reducirá a la nutrición de sus funciones básicas.

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Y la situación es más complicada cuando las alteraciones están provocadas por falta de sincronización entre el hemisferio derecho e izquierdo (problema del Segundo Campo Integral). En este caso, tenemos alterado el trabajo del bulbo raquídeo, que ya no logra cumplir consciente o inconscientemente con aquello que hacemos con las funciones de nuestros hemisferios. Parte de las funciones vitales del ser humano van al cerebro (mediante su alimentación) y otra parte, salen del cerebro, por lo que debemos entender de qué depende nuestro cerebro y qué depende del cerebro. De lo contrario, será difícil identificar la dirección correcta.

Debido a que cada ser humano tiene problema en el sistema de su ritmo vital (desde la educación, hasta su comportamiento), entonces la sintonización incorrecta del cerebro altera toda la Geometría y, en consecuencia, tensión, que resulta ser la base de la falta de sincronización con la fuente en la primera parte del cerebro.

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Todas las enfermedades graves de la gente se apoyan en el Segundo Campo Integral, si la persona posee baja naturaleza (o sea, tiene inherente el Primer Campo Integral), o en el Séptimo, cuando uno tiene inherente alta naturaleza, pero no la transforma. En el primer caso, el hombre va a su destrucción, en el segundo, a la liberación, o sea, su espíritu, digamos, no puede o no quiere vivir en condiciones en que no le nutren o faltan las condiciones de su nutrición. En este caso, empiezan a destruirse la hipófisis y el hipotálamo.

Aquí un indicador típico son las glándulas suprarrenales, que dejan de controlar la vitalidad de la persona. El resultado de eso es problema con la dependencia de comida, mejor dicho, de la comida excesiva. Siendo en estado normal, estas glándulas nutren al cerebro, en no normal, al revés, toman energía especialmente de la parte frontal que controla los procesos del Sexto y el Séptimo Campo Integral.

De esta manera podemos definir dos zonas problemáticas principales: la del cerebelo, que baja las funciones del trabajo energético, y frontal, que implica de la energía del espíritu, liberarse, “salvarse”, de la destrucción.

Por supuesto, todos los problemas tienen base Pre-natal, o sea son inherentes al Primer Campo Integral y Pos-natal, formados en las condiciones del crecimiento y muerte biológicos del Tercer Campo Integral. El Tercer Campo Integral es espacio que predeterminó nuestra aparición y del que dependemos a lo largo de toda nuestra vida. Este espacio forma las partes del cerebro, relacionadas con el cerebelo (naturaleza de la persona) y la parte occipital (funciones de la conducta). Como resultado, el hombre o lleva a sí hacia la destrucción (dependencia del Segundo Campo Integral que justo construye al Tercer), o trata de liberarse, apoyándose en la naturaleza del alma.

La naturaleza del ser humano es fórmula, en sí misma es integral, pero lo principal es que posee leyes. La Medicina Integral toma de base la estructura de la formación de nuestra naturaleza y nos da la comprensión principal: en qué Campo tenemos daño y en qué Campo se debe ser reparado el daño. Es imposible resolver problemas en el Campo en que se produjo el daño.

Al mismo tiempo, cada problema en el cuerpo está formado o procesado por el cerebro. Pero incluso este hecho no es lo más importante, lo principal es de comprender qué parte del cerebro está oscurecido o provocó el problema.

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Por supuesto, al tener una experiencia con esto por primera vez, no resulta difícil darle alguna definición, dado que de todos los procesos que se forman en nosotros aquí (el Tercer Campo Integral), está encargado la parte occipital del cerebro. Es cierto tipo de resonador temporal relacionado y dirigido por el cerebelo.

En general, la base de muchos problemas se apoya en cuestiones relacionadas con el trabajo del bulbo raquídeo, cerebelo y la parte occipital del cerebro.

En este caso, la percepción mental es la mayor complejidad para la gente que se desarrolla, se sintoniza y se cultiva en las leyes del Segundo y el Tercer Campo Integral, o sea de la destrucción o del gasto. Es decir, el ser humano está sintonizado con diferentes frecuencias, incluso con la frecuencia de la enfermedad. La salida de estas frecuencias debe ir con cuidado, puesto que por muy útil que sea quitar, por así decirlo, los códigos destructivos, además se debe saber vivir en diferentes leyes. Por eso, la medicina moderna resuelve problemas de vibraciones bajadas. El mejor ejemplo es Quimioterapia donde un mal destruye otros males. Y pronosticar cuál sería el resultado depende de la habilidad de la persona de conservar el esfuerzo, es decir la funcionalidad del cerebro. Pero una cosa es cuando el cerebro se destruye debido a un tratamiento y otra diferente, es cuando lo destruimos con nuestra forma de alimentarnos o cuando no lo mantenemos activo.

En realidad, al desconectar ciertas partes del cerebro, físicamente dirigimos la funcionalidad del cerebro a existencia primitiva, donde éste empieza a servir a procesos utilitarios.

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Lo más peligroso es cuanto sufrimos daño en la parte central del cerebro, relacionada hipotálamo, dado que ésta cumple con la tarea de mantener la fuerza de funcionamiento del cerebro. Esta parte también es la encargada de la percepción de las leyes del Quinto Campo Integral.

Al mismo tiempo, el esfuerzo del Quinto Campo crea diferentes formas de actividad cerebral. Buen ejemplo de esto es son las funciones cuando el cerebro observa, está atento, se enfoca o se centra a algo. En este caso se activan no sólo diferentes formas de esfuerzo del cerebro, sino que también diferentes partes.

Lo mismo pasa en la naturaleza, cuando la ligera nubosidad, la nube y la tormenta representan diferentes esfuerzos formados nuestro espacio. Pero por sí mismo el ser humano puede manejar estos procesos, agrupando todas las partes de su cerebro. Y son cualidades que dependen únicamente del individuo. Independientemente de qué problema tenemos, si no lo resolvemos por dentro, entonces se resolverá o por Campos Integrales inferiores, o por superiores.

Indudablemente, el desarrollo del esfuerzo desde la infancia, relacionado con la centralización del cerebro, es la principal tarea que predetermina nuestra vida en todos los niveles. Persona con escaso esfuerzo en el cerebro será incapaz de representar, de hecho, a sí misma. Sin embargo, no se deben confundir esfuerzo con fuerza en el cerebro. Mucha gente forma fuerza a través de diferentes partes del cerebro y después depende de éstas. En la Medicina Integral este fenómeno se considera como enfermedad, dado que es insuficiente la fuerza, o sea, el esfuerzo del mismo cerebro para controlar esta fuerza. Básicamente, en este caso se trata de gente pasionaria.

Así que, al diagnosticar a alguien, se debe comprender que si la persona no sabe mantener y desarrollar esfuerzo en el cerebro, entonces su cerebro está en negación de todos los procesos por los que se ha de esforzar. Dentro se forma enfermedad llamada “incapaz de comprender”. Como regla, tal tipo de gente solo reacciona y usa palabras que incluso no entiende. Cuando el esfuerzo efímero no se transforma a uno duradero, el cerebro se convierte en producto emocional de medición; éste no reúne las células en estructuras sólidas. Y si en tal estado además surge alteración, entonces desde la posición de la Medicina Integral se debe sacar a la persona de su actividad cerebral innecesaria.

Por eso existe el Campo de las formas, o el Cuarto Campo Integral, que no debe apartarnos fuertemente de los procesos ya construidos, pero debe quitar la condición para la nutrición de diferentes influencias destructivas (que se realizan, sobre todo, en el Segundo y Tercer Campos Integrales).

Con las tareas del Cuarto Campo Integral cumplen las partes de las sienes del cerebro y es donde se debe buscar la fuente de solución de muchas cuestiones, relacionadas con daños no sólo en los Campos Integrales inferiores, sino que también superiores.

Diagnóstico de los Campos Integrales

La mejor terapia es involucrarnos en las leyes del Séptimo Campo Integra, el Campo del Sonido, y el Sexto Campo, el Campo del aroma. También es importante alimentarnos de productos de determinada frecuencia, saliendo de la dependencia de aquello que nutre al problema. La energía de los alimentos debe ser sustituida. En este caso una solución perfecta será tomar comida de energía de alta calidad que acumule energía y no alimente al problema.

Al mismo tiempo, no resulta muy difícil diagnosticar el Sexto Campo, con cuyas tareas cumplen los lóbulos frontales (parte olfativa del cerebro). El primer indicio es cómo reaccionamos al olor, después es la sensibilidad olfativa en general. Habitualmente, personas que tienen dañada esta zona reaccionan negativamente a los olores naturales y, como regla, tienen alergias primaverales. Es decir, están alteradas las glándulas de Bowman. En caso de tener dañada esta zona, es de suma importancia recuperarla, de lo contrario uno no podrá recobrar las partes que han provocado el problema.

La situación con la música es más compleja y debe ser comprendida desde la posición de la Integralidad, dado que completa todos los parámetros biológicos que están dentro de los marcos de la Medicina Integral. Y es importante concebir la idea de las ondas del sonido con el fin de realizar las capacidades del diagnóstico y junto con éste, de realizar las capacidades de la parte del cerebro relacionado con la epífisis e hipófisis.

Sin embargo, más difícil de diagnosticar es el Código personal del ser humano, o sea su fórmula que predetermina la naturaleza misma del hombre. Por lo tanto, la tarea de la Medicina Integral no es de revelar estos códigos, sino que de perfeccionar las habilidades del ser humano en los marcos de su naturaleza. Además, se ha de tomar en cuenta el que la naturaleza Pre-natal del paciente puede ser superior a la naturaleza Pre-natal del médico. Es peligroso cuando el médico no sólo se pone superior al paciente, sino que tampoco se desarrolla sus sintonizaciones. Y si la persona tiene alta naturaleza, entonces ante todo se le debe mostrar cómo sintonizarla en caso de alteraciones y cómo nutrirla.

Un buen ejemplo aquí es la gente con peso excesivo. Desde la posición de la Medicina Integral, unos 70%-80% de esta gente tiene energía excesiva personal que no logra absorber. Estas personas no dependen del formato rústico de la comida, dado que no necesitan la energía de la comida común. No obstante, el cerebro sintonizado incorrectamente las arroja a la dependencia del exceso del que no pueden salir. Es decir, esta gente no depende de la comida ordinaria, pero depende de la reacción a ésta. Por lo tanto, su principal tareas es de reconstruir el trabajo de las partes del cerebro relacionadas con la percepción de los alimentos en general.

Sin embargo, todo lo dicho hasta ahora es nada en comparación con la situación de dependencia ya formada de acciones incontroladas, que mantienen el cerebro de la persona en estado de, por así decirlo, “no en sí”. En teoría se trata de aquello que se forma por la desconexión de las partes superiores del cerebro.

Persona que ha “aflojado” su cerebro de inmediato se convierte en algo o alguien. No sabe vivir en las leyes no sólo del esfuerzo, sino que tampoco de la Sincronización. Como resultado, cada uno defiende el Campo en que permanece sin incluso comprender este campo que por sí mismo depende de los Indicadores Temporales, o sea, está sometido a destrucción.

Por lo tanto, fundamental en el Diagnóstico Integral es la habilidad de distinguir las frecuencias de los Campos y al mismo tiempo darse cuenta de que la mostración de cierto Campo se realiza dentro de los marcos del Segundo Campo Integral (donde el cuerpo entra en etapa de destrucción), Tercer Campo Integral (donde el cuerpo realiza principio biológico de existencia) o Cuarto Campo Integral (donde según su naturaleza interna, el cuerpo tiende a aumentar la tonalidad). Es decir, la Medicina Integral originalmente considera al ser humano como determinada función:

Al mismo tiempo, cada función está sintonizada con determinada función del cerebro (mejor dicho, construye determinada función cerebral) y con la actividad de ciertos órganos y sistemas.

Los procesos formados y mantenidos por cierto Campo, pueden ser considerados según la activación del Campo mismo. Al mismo tiempo, al tener los mismos síntomas externos, podemos tener distintas causas profundas: todo depende de qué parte del cerebro las procesa.

Desde el punto de vista de la Medicina Integral, el cerebro no es órgano lineal, sino que estructural, cuyas partes cumplen con las mismas funciones, pero es diferente solo la fuerza de las señales y las leyes de activación. Por eso, lo primero que se debe hacer es determinar de qué parte del cerebro depende la vida de la persona para poder reforzar o reorientar el esfuerzo. Si la parte dominante del cerebro forma el problema y lo mantiene, entonces la cuestión no podrá ser solucionada hasta que no se influya en esta parte o hasta que no se cambie.

En la Medicina Integral el cerebro se considera según la fuerza de resonancia, empezando por el bulbo raquídeo (que cumple con la función de sincronización en el cerebro en general). Después es el cerebelo (que sintoniza a la gente con su naturaleza personal), el metencéfalo, relacionado con la nuca (determina todo el modelo bioquímico de la gente), el mesencéfalo o parte central del cerebro (que muestra si la persona es capaz de regular sus procesos, o sea, si es enfocada o no).

Si el hombre es distraído o disperso debe ser sometido a constante control (mejor usar aromas o sonidos como forma de control). Y aquí es necesario mostrar la dependencia del Segundo Campo, cuando el cerebro depende de la destrucción (el trabajo intensivo del cerebelo) o, digamos, del funcionamiento de la zona de tótem cuando la persona no logra mantener las vibraciones superiores.

Igual complejos son los procesos provocados por el desarrollo excesivo de los lóbulos frontales que arrojan al cerebro volumen adicional de la energía, pero que queda no absorbido y procesado. Como regla, esta dependencia se forma por los amplios intereses de la persona cuando el cerebro trata de obtener energía de diferentes maneras relacionadas con el concepto de la así llamada “actividad intelectual”. En general, la comprensión de cómo está distribuido el esfuerzo en el cerebro es el primer paso hacia la concepción de qué esfuerzos forma, procesa o mantiene. Y nuestro cuerpo es la mostración o expresión de ciertos procesos relacionados con el cerebro.

Diagnóstico de los Campos Integrales

Pero al identificar los indicadores del cerebro, se debe comprender también cómo corresponden con la naturaleza de la vida. Es decir, la naturaleza personal del individuo y la naturaleza de su vida, son dos cosas diferentes. Y aquí, por supuesto, es importante aclararnos el tema de la Matemática Integral y la Geometría, que indican el ritmo y las proporciones correspondientes en nuestra vida.

De esta manera, el Diagnóstico de los Campos Integrales abarca, ante todo, el tema de la habilidad de determinar el trabajo del cerebro dentro de nosotros mismos y recién después de otra persona. Cualquier examen diagnóstico debe quedar en los marcos de la identificación de las reacciones del cerebro a las cuestiones planteadas, donde se identifica su dependencia de las funciones de vida, incluyendo el examen externo y el diagnóstico de palpación.

De esta manera, la tarea básica del Diagnóstico Integral es de exponer la actividad funcional-vibratoria del cerebro y de identificar las partes más activas o menos activas del cerebro, designadas según reacciones y construcción de los sonidos, de los reflejos respiratorios, nutritivos, mentales o motores.

Oleg Cherne